Guardapelo de Abel
Zavala
Desde hace cuatro años Abel Zavala
elabora una serie de experiencias táctiles y espaciales que ahora se reúnen,
invitando al público a interactuar con ellos a partir de sus sentidos, el
cuerpo en el espacio y su imaginación. Y
es que estas obras también son cuerpos en el espacio. Elaboradas a partir de un minucioso proceso
artesanal en el que utiliza el pelo de perro, la lana de borrego y la lana de
alpaca en formas inusitadas, estas piezas convierten las cualidades plásticas de
estos materiales en un imán que nos incita a acercarnos a la variedad de
sensaciones que provocan, a partir de su adhesión a distintos soportes y estructuras
formales que evocan elementos naturales y primigenios estilizados. Con base en sus anteriores experiencias en la
pintura y la cerámica, Zavala conjunta aquí sus habilidades para el diseño
bidimensional y tridimensional, incitando a un proceso de recepción que nos
exige a la vez el acercamiento y el alejamiento, convirtiendo al espectador en
co-creador de procesos de significación que sólo puede constituirse
completamente a través del cuerpo y la memoria, recogiendo y entrelazando las
distintas vivencias provocadas por la obra en el espacio. De manera parecida a la producción
escultórica de Louise Bourgeois, entonces, la obra de Zavala construye símbolos
aparentemente abstractos que, a través del ejercicio conjunto de la intuición y
la facultad de discernimiento conceptual, constituyen dispositivos que
sobrepasan el ámbito de la lógica cartesiana para enriquecer nuestra vivencia a
partir de otros registros de sabiduría contenidos a nivel del inconsciente
corporal y mental.
Karen
Cordero Reiman
México, D.F.,
noviembre 2012
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